Introducción: ¿Pueden los objetos abstractos amenazar la soberanía de Dios?
En el ámbito de la teología filosófica, el concepto de objetos abstractos (cosas como números, propiedades y principios lógicos) plantea una pregunta profunda: ¿puede su existencia amenazar la soberanía de Dios? Si los objetos abstractos existen independiente y necesariamente, ¿limita eso la autoridad de Dios como creador de todas las cosas? Estas preguntas son fundamentales para comprender la relación metafísica entre Dios y la realidad. En este artículo, exploramos el viaje filosófico para abordar la cuestión de los objetos abstractos, la soberanía divina y la autosuficiencia de Dios, conocida como aseidad.
La soberanía de Dios y el desafío de los objetos abstractos
La idea de que los objetos abstractos puedan existir independientemente de Dios plantea un desafío importante al teísmo cristiano tradicional. El concepto de aseidad de Dios afirma que Dios es autoexistente y que todo lo demás depende de Él para su existencia. Sin embargo, si los objetos abstractos (como números, proposiciones o propiedades) existen necesaria e independientemente, parecen estar fuera del control creativo de Dios. Esta noción socava la idea de un Dios omnisoberano y autosuficiente que es el creador de todas las cosas.
El filósofo William Lane Craig enfrentó este desafío durante su carrera académica y lo describió como una de las objeciones más poderosas que había enfrentado. Le quedó claro que era necesario abordar seriamente esta cuestión para mantener una comprensión coherente de la soberanía de Dios. El problema se encuadra a menudo en el contexto del platonismo, una posición filosófica que sostiene que los objetos abstractos existen de forma independiente y eterna, de forma muy parecida al “mundo de las formas” de Platón.
El argumento de la indispensabilidad a favor del platonismo
El argumento principal a favor del platonismo es el argumento de la indispensabilidad. Este argumento afirma que los objetos abstractos son indispensables para nuestra comprensión de la realidad, particularmente en campos como las matemáticas y la lógica. Si utilizamos términos que se refieren a cosas como números o propiedades, y si creemos que esas afirmaciones son verdaderas, entonces estamos ontológicamente comprometidos con la existencia de estos objetos abstractos.
Por ejemplo, cuando decimos “el número dos existe” o “los triángulos tienen tres lados”, parece que estamos haciendo afirmaciones sobre objetos reales. El argumento de la indispensabilidad concluye que, dado que se hace referencia a los objetos abstractos en declaraciones verdaderas, deben existir independientemente de nuestras mentes o de cualquier realidad física.
Afrontar el desafío: platonismo versus aseidad divina
Una forma en que algunos filósofos intentan reconciliar el platonismo con el teísmo es a través del “creacionismo absoluto”, que sugiere que Dios crea objetos abstractos mediante su intelecto. Sin embargo, este enfoque se topa con lo que se conoce como el “problema de arranque”. Para crear propiedades como “ser poderoso”, Dios ya necesitaría poseer esa propiedad. Por tanto, parece que algunas propiedades ya deben existir para que Dios pueda crearlas, lo que lleva a una especie de circularidad.
Ante este desafío, Craig buscó explorar formas alternativas de mantener la soberanía de Dios mientras abordaba el problema de los objetos abstractos. A lo largo de 13 años, estudió varios enfoques para encontrar una solución que preservara tanto la aseidad divina como la coherencia del teísmo cristiano.
El espectro de opiniones sobre objetos abstractos
En su investigación, Craig trazó un amplio espectro de puntos de vista sobre los objetos abstractos. En un lado del espectro están las posiciones realistas, que sostienen que los objetos abstractos son reales. Esta categoría incluye el platonismo y sus variantes, como el creacionismo absoluto. Si los objetos abstractos existen de forma independiente, podrían no haber sido creados (platonismo clásico) o haber sido creados por Dios (creacionismo absoluto).
Del otro lado están las posiciones antirrealistas, que niegan la existencia de objetos abstractos. Estos puntos de vista van desde el ficcionalismo, que afirma que las afirmaciones sobre objetos abstractos son literalmente falsas, hasta posiciones más matizadas como la teoría de la simulación y el conceptualismo. La teoría de la simulación sugiere que “fingimos” que los objetos abstractos existen con fines prácticos, pero no son reales en un sentido ontológico. El conceptualismo, una visión asociada durante mucho tiempo con el teísmo cristiano, sostiene que los objetos abstractos son pensamientos en la mente de Dios.
La posición antirrealista de Craig: el neutralismo
Después de mucha exploración, Craig descubrió que una visión antirrealista proporcionaba la mejor solución. Rechazó la posición realista, que consideraba innecesaria para explicar el mundo. En cambio, adoptó lo que llamó “neutralismo”. Según este punto de vista, las afirmaciones sobre objetos abstractos, como números o propiedades, pueden ser verdaderas sin comprometernos con su existencia. Por ejemplo, cuando decimos “dos más dos son cuatro”, no necesariamente afirmamos que el número dos existe como una entidad independiente. La afirmación es cierta en un sentido práctico, pero no requiere un compromiso ontológico con los objetos abstractos.
El neutralismo le permite a Craig mantener que Dios es el creador de todas las cosas que existen, sin la necesidad de postular entidades independientes e increadas como números o proposiciones. Este enfoque preserva la aseidad y soberanía de Dios al tiempo que ofrece una manera plausible de explicar la utilidad del lenguaje abstracto en matemáticas, ciencia y lógica.
Otras alternativas antirrealistas: teoría de la simulación y conceptualismo
Si bien Craig finalmente favoreció el neutralismo, también exploró otras opiniones antirrealistas. Una de esas opiniones es la teoría de la simulación, que postula que los objetos abstractos se “imaginan” como parte de una ficción útil. Desde este punto de vista, cuando los matemáticos o los científicos hablan de números, están participando en una especie de fantasía que ayuda a explicar la realidad física pero no los compromete con la existencia real de los números.
Otra opción es el conceptualismo divino, que sigue siendo una visión popular entre los filósofos cristianos. Según el conceptualismo, los objetos abstractos son pensamientos en la mente de Dios. Los números, las propiedades y otras entidades abstractas no son independientes de Dios sino que existen como parte de Su intelecto perfecto. Craig señaló que si bien este punto de vista tiene sus méritos, finalmente descubrió que el neutralismo ofrecía una solución más convincente.
La relación entre verdad y compromiso ontológico
Un aspecto esencial del neutralismo de Craig es la distinción entre verdad y compromiso ontológico. En el neutralismo, una afirmación puede ser verdadera sin comprometernos con la existencia de los objetos a los que se refiere. Por ejemplo, podemos decir con sinceridad: “Los triángulos tienen tres lados”, sin asumir que el concepto de “tres” existe como una entidad separada e independiente.
Este enfoque es deflacionario, lo que significa que reduce el bagaje metafísico asociado con los objetos abstractos al tiempo que preserva la utilidad práctica de las declaraciones que los involucran. El neutralismo ofrece una manera de utilizar conceptos abstractos sin violar la soberanía de Dios ni introducir una complejidad metafísica innecesaria.
Conclusión: Reconciliar la soberanía de Dios con los objetos abstractos
A través de años de exploración, encontré una perspectiva que preserva la soberanía de Dios al mismo tiempo que aborda el desafío de los objetos abstractos. Este viaje me llevó a apreciar los enfoques matizados dentro del antirrealismo y cómo ofrecen soluciones que respetan tanto la lógica como la teología. Si está interesado en profundizar en este fascinante tema, le invito a que vea este revelador vídeo, que amplía estas ideas. Puedes encontrarlo aquí.