Introducción: ¿Dios es atemporal o está dentro del tiempo?
Una de las preguntas más intrigantes de la teología filosófica es cómo se relaciona Dios con el tiempo. ¿Existe Dios fuera del tiempo, sin verse afectado por sus limitaciones, o está dentro del tiempo y experimenta su paso tal como lo hacemos nosotros? Estas preguntas no sólo son relevantes para comprender la naturaleza de Dios, sino que también profundizan en la naturaleza metafísica del tiempo mismo. En este artículo, exploramos las ideas de William Lane Craig, quien ha dedicado años de investigación a la cuestión de si Dios es temporal o atemporal.
La atemporalidad y la transición temporal de Dios
La conclusión de William Lane Craig sobre la relación de Dios con el tiempo es fascinante y original. Propone que Dios es atemporal sin creación, existiendo en un estado sin las limitaciones del tiempo. Sin embargo, desde el momento de la creación, Dios entra en el tiempo y se vuelve temporal, relacionándose con el universo de una manera real y dinámica. Este concepto presenta una síntesis única de las visiones clásica y moderna sobre la eternidad divina, sugiriendo que Dios puede experimentar ambos estados: la atemporalidad antes de la creación y la temporalidad después de ella.
Esta idea plantea una pregunta importante: si Dios pasa de la atemporalidad a la temporalidad en el momento de la creación, ¿es ese cambio irreversible? Según Craig, una vez que Dios ha entrado en el tiempo, permanece en el tiempo de forma permanente. El tiempo, una vez que comienza, no puede terminar porque el hecho de que existiera sería siempre una verdad temporal. Esto lleva a la conclusión de que la entrada de Dios en el tiempo es irreversible, haciendo del tiempo un aspecto permanente de la relación de Dios con la creación.
El comienzo de los tiempos: una transición compleja
La transición de la atemporalidad al tiempo es un concepto desconcertante. ¿Cómo puede comenzar el tiempo en un entorno donde no existía el tiempo? Craig sostiene que el tiempo tiene un comienzo absoluto: un primer momento que existe sin momentos temporales previos. No existe un “antes” en el que existiera el tiempo porque el tiempo mismo surgió en ese primer momento. Esto significa que la existencia de Dios antes de la creación era eterna, sin que transcurrieran los acontecimientos tal como los entendemos.
Sin embargo, Dios siempre habría sabido, en un sentido sin tensión, que el tiempo comenzaría. No podría haber tenido una experiencia de “antes” o “después”, ya que esos son conceptos temporales, pero habría poseído el conocimiento de que el tiempo existiría en el momento de la creación. La explicación de Craig destaca la distinción entre conocimiento sin tiempo (conocer algo como un hecho sin el paso del tiempo) y conocimiento temporal, donde los eventos se desarrollan secuencialmente.
Eventos temporales y el conocimiento de Dios
Craig enfatiza que si bien podemos hablar de eventos de una manera sin tiempo (por ejemplo, “Colón descubre América en 1492”), esto no implica que el tiempo en sí sea sin tiempo. Según Craig, la diferencia entre pasado, presente y futuro es real y objetiva. El devenir temporal no es una ilusión; los acontecimientos realmente surgen y desaparecen.
Esta perspectiva es vital al considerar el conocimiento de Dios sobre eventos futuros. Dios conoce todas las proposiciones verdaderas, lo que incluye conocer eventos futuros. Sin embargo, el conocimiento de Dios del futuro no es como la previsión humana. No se basa en “mirar hacia adelante” en el tiempo, sino que se basa en la omnisciencia de Dios: Su conocimiento de todas las verdades, independientemente de cuándo o dónde ocurran. Esta comprensión se alinea con la idea de que la relación de Dios con el tiempo es única y diferente de las experiencias humanas del tiempo.
La importancia del tiempo en la reflexión teológica
La motivación de Craig para estudiar la relación entre Dios y el tiempo surgió de su interés más amplio en la coherencia del teísmo. Al profundizar en atributos divinos como la omnisciencia y la eternidad, se dio cuenta de que comprender la relación de Dios con el tiempo era fundamental. Craig pasó más de una década estudiando la eternidad divina, abordando cuestiones complejas sobre el conocimiento de Dios del futuro, el comienzo del tiempo y la naturaleza metafísica del tiempo mismo.
Para muchos creyentes, la idea de la eternidad es central para su fe, particularmente en el contexto de la vida eterna y el más allá. Sin embargo, Craig señala que la visión bíblica de la vida eterna no es una existencia estática y atemporal como la que se encuentra en la filosofía griega. En cambio, la Biblia presenta la vida eterna como una existencia temporal dinámica y eterna. La resurrección y la vida encarnada en la eternidad enfatizan una continuación de la experiencia temporal, incluso si difiere de nuestra comprensión actual del tiempo.
Reconciliar la atemporalidad de Dios con su interacción en el tiempo
Uno de los aspectos más desafiantes de la investigación de Craig fue reconciliar la idea de un Dios atemporal con la participación activa de Dios en el mundo temporal. La encarnación de Jesucristo, donde Dios entra en la historia humana, parece sugerir una clara implicación temporal. Craig luchaba por encontrarle sentido a estas ideas aparentemente contradictorias. Finalmente, llegó a la conclusión de que Dios era eterno antes de la creación, pero una vez que creó el mundo, entró en el tiempo y ahora existe temporalmente.
Esta perspectiva permite tanto la trascendencia como la inmanencia divina. Dios permanece más allá del tiempo en Su naturaleza esencial, pero elige relacionarse con el mundo temporal y experimenta el tiempo junto con Su creación. Craig cree que esta síntesis preserva tanto la comprensión clásica de la atemporalidad de Dios como la descripción bíblica del compromiso activo de Dios con el mundo.
Tiempo, Creación y el Reino Espiritual
Craig también aborda la cuestión de cuándo comenzó el tiempo en relación con otros seres espirituales, como los ángeles. Los textos bíblicos sugieren que los ángeles, como seres espirituales, fueron creados antes o junto al universo físico. Sin embargo, dado que estos seres también son temporales, su creación también marca el comienzo de los tiempos. Craig concluye que si los ángeles fueron creados en Génesis 1:1 o en otro momento, la creación de estos seres coincidiría con el comienzo de los tiempos.
La creación del tiempo, según Craig, fue un acto libre de Dios. Dios tuvo la opción de no crear el universo y, si hubiera elegido no crearlo, habría permanecido en un estado intemporal. Sin embargo, una vez que se tomó la decisión de crear, el tiempo surgió y Dios entró en una nueva relación con Su creación, una relación que está limitada por el tiempo.
La elección y la libertad eternas de Dios
Craig explora más a fondo la naturaleza del libre albedrío de Dios en relación con la creación. Sugiere que la decisión de Dios de crear el universo fue una determinación libre y eterna. Si bien fue una elección eterna, no significa que Dios estuviera limitado por la necesidad. Dios podría haber elegido no crear, pero una vez que tomó la decisión, el acto de la creación dio existencia al tiempo.
Este eterno proceso de toma de decisiones plantea la pregunta de si Dios aprendió algo nuevo al entrar en el tiempo. Craig compara esto con el famoso experimento mental de Mary, la neurocientífica daltónica, que sabe todo sobre la ciencia del color pero nunca la ha experimentado. Cuando finalmente ve el rojo por primera vez, adquiere un nuevo tipo de conocimiento experiencial. De manera similar, Craig sugiere que Dios, al crear el universo, obtiene conocimiento experiencial de cómo es existir temporalmente, aunque ya conoce todas las verdades sobre el tiempo.
Conclusión: Comprender la relación de Dios con el tiempo
La exploración de Craig sobre Dios y el tiempo proporciona una comprensión profunda de cómo un ser atemporal puede entrar en una relación temporal con el universo. Sus ideas ayudan a cerrar la brecha entre las visiones clásicas de la eternidad de Dios y la naturaleza dinámica y relacional de Dios tal como se describe en la Biblia. Para aquellos interesados en explorar más a fondo este tema, les recomiendo ver el vídeo donde Craig profundiza en estas fascinantes ideas. Puedes encontrarlo aquí.