¿Puede Dios cambiar de opinión? Explorando la perfección divina y la omnisciencia

¿Puede Dios cambiar de opinión?

Una de las preguntas intrigantes en teología es si Dios, un ser omnisciente y todopoderoso, puede cambiar de opinión. A primera vista, esto parece una posibilidad razonable; después de todo, los humanos cambian de opinión en función de nueva información o experiencias. Sin embargo, cuando consideramos la naturaleza de la perfección y la omnisciencia divinas, la idea se vuelve más compleja. Este artículo profundiza en si Dios puede cambiar de opinión y qué significa esto para nuestra comprensión de los atributos de Dios.

Omnisciencia e Inmutabilidad

Para abordar la cuestión de si Dios puede cambiar de opinión, primero debemos considerar Su omnisciencia. Por definición, un ser omnisciente lo sabe todo: pasado, presente y futuro. Si Dios conoce todas las cosas, incluidos todos los acontecimientos futuros, entonces no habría necesidad de que cambiara de opinión. Él ya conoce el resultado de cada situación. Por ejemplo, si Dios sabía que dividiría el Mar Rojo, lo sabía desde el principio de los tiempos. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿Qué podría hacer que Dios cambie de opinión si ya conoce la verdad de todas las acciones futuras?
Un ser omnisciente, por tanto, no tendría motivos para reconsiderar o alterar decisiones. El cambio de opinión suele tener su origen en la ignorancia: cuando sale a la luz nueva información, una persona ajusta su decisión. Pero para un ser que nunca es ignorante, esos cambios son innecesarios. Los teólogos sostienen que debido a que Dios es perfecto, no puede mejorar ni adquirir conocimiento. Por lo tanto, si cambiara de opinión, implicaría alguna deficiencia en Su conocimiento, que contradice Su omnisciencia.

Perfección y cambio de mentalidad

Además de la omnisciencia, la perfección de Dios juega un papel central en este debate. Cambiar de opinión puede verse como una forma de progreso o mejora, lo que puede parecer algo bueno para seres imperfectos como los humanos. A menudo cambiamos de opinión a medida que crecemos, aprendemos y ajustamos nuestra comprensión del mundo. Sin embargo, en el caso de Dios, que ya es perfecto, tales cambios no indicarían mejora. Más bien, implicarían una imperfección en Su estado original.
Si Dios es el ser más grande concebible, como creen muchos teólogos, ya es máximamente perfecto en todos los sentidos: conocimiento, poder, bondad y sabiduría. No hay margen de progreso ni de mejora. Por lo tanto, que Dios cambiara de opinión sugeriría que de alguna manera faltaban Sus decisiones o conocimientos originales, lo que contradeciría Su naturaleza como ser perfecto.

Antropomorfismo en las Escrituras

A pesar de estos argumentos filosóficos, algunas personas señalan ciertos pasajes de las Escrituras donde Dios parece cambiar de opinión. Por ejemplo, en la historia de Jonás y Nínive, Dios inicialmente declara que destruirá la ciudad, pero después de que el pueblo se arrepiente, Él cede y los perdona. De manera similar, en conversaciones con Abraham, Dios parece negociar el destino de Sodoma y Gomorra, ajustando Sus acciones en función de las súplicas de Abraham.
¿Cómo reconciliamos estas narrativas bíblicas con la idea de la inmutabilidad y omnisciencia de Dios? Un factor importante es el **género literario** y el estilo de las Escrituras. La Biblia a menudo cuenta historias sobre Dios desde una perspectiva humana, utilizando un lenguaje vívido y relacionable. Estas narrativas están diseñadas para transmitir verdades importantes sobre la relación de Dios con la humanidad, pero no deben leerse como descripciones literales de la naturaleza de Dios.

Lenguaje antropomórfico

En estas historias, a veces se representa a Dios cambiando de opinión o aprendiendo nueva información. Sin embargo, esto debe entenderse como **antropomorfismo**, un recurso literario que atribuye características humanas a Dios para hacer que Sus acciones sean más identificables y comprensibles para los lectores. Así como a veces se describe a Dios con manos, ojos o fosas nasales en las Escrituras, estas historias utilizan la toma de decisiones similar a la humana para ilustrar un punto.
Por ejemplo, cuando se presenta a Dios cambiando de opinión acerca de la destrucción de Nínive, no es un relato literal de Dios adquiriendo nuevos conocimientos y reconsiderando Sus acciones. Más bien, es una manera de mostrar la misericordia de Dios y su capacidad de respuesta al arrepentimiento humano. Estas historias enfatizan la relación de Dios con la humanidad, pero no contradicen la comprensión teológica de Dios como inmutable y omnisciente.

Creación y Gracia

Otro aspecto importante de esta discusión es el papel de Dios como creador. Si Dios es perfecto y no le falta nada, ¿por qué creó el universo y la humanidad? Si la creación no beneficia a Dios, puesto que Él ya está completo, ¿para qué sirve?
La respuesta está en el concepto de **gracia**. La creación, al igual que la salvación, se considera un acto de gracia por parte de Dios. No es algo que Él necesitaba hacer para Su propio beneficio, sino más bien algo que hizo para el beneficio de Sus criaturas. Al crear a los humanos y al universo, Dios ofrece a los seres finitos la oportunidad de entablar una relación con Él, fuente de amor y bondad infinitos. Este acto no mejora ni cambia a Dios; más bien, refleja Su deseo de compartir Su bondad con los demás.

Relatos bíblicos del cambio divino

Muchos pasajes de las Escrituras describen eventos en los que Dios aparentemente cambia Su curso de acción. Tomemos el ejemplo de la interacción de Dios con Abraham en relación con Sodoma y Gomorra. Dios parece escuchar los argumentos de Abraham y ajustar sus planes. Estas historias pueden resultar desafiantes cuando se intenta alinearlas con la idea de la inmutabilidad de Dios. Sin embargo, cuando se ven como parte de la **estructura narrativa** de la Biblia, estos pasajes revelan algo más profundo acerca de la naturaleza de la interacción de Dios con Su creación.
En lugar de centrarse en la variabilidad de Dios, estas historias resaltan su voluntad de relacionarse con la humanidad. Al incluir estos elementos de negociación y misericordia, la Biblia comunica que Dios no es distante ni indiferente. Más bien, Él es relacional y se preocupa profundamente por las elecciones y acciones de Sus criaturas.

Conclusión: La naturaleza inmutable de Dios

En conclusión, la idea de que Dios puede cambiar de opinión es incompatible con su naturaleza de ser omnisciente y perfecto. El cambio de opinión tiene sus raíces en la ignorancia o la imperfección, pero a Dios no le falta ninguna de las dos cosas. Por lo tanto, Él no cambia de opinión, ya que no hay nuevos conocimientos ni mejoras posibles para Él. Sin embargo, las historias de las Escrituras que describen a Dios en términos humanos tienen un propósito valioso: ilustran el compromiso de Dios con el mundo de maneras que los humanos pueden entender.
En última instancia, la idea de la inmutabilidad de Dios no lo distancia de nosotros. Más bien, enfatiza Su perfección, confiabilidad y naturaleza eterna. Sus acciones, arraigadas en la gracia y el amor, no son para Su beneficio sino para el bien de Su creación. Si está interesado en explorar más sobre este tema, lo invito a ver la discusión completa aquí: William Lane Craig – ¿Puede Dios cambiar de opinión?.